Ahora que ya estamos en pleno invierno, me acuerdo del veranito, y de todo lo que me pasa casi cada vez que iba a la playa, siempre hay algún mirón, que quiere probar suerte conmigo, normalmente nadie se atreve, se quedan mirando detrás de un seto, haciéndose algunas pajillas.
Pues no, este tío movido por el calenton se abalanzo sobre mi, mas bien sobre mis pedazo de tetas, me quedé tan sorprendida que ni siquiera me enteré de que ya me estaba comiendo las tetas, no podía controlarle las manos, parecía un pulpo.
Nos fuimos a su piso que estaba muy cerca, allí nos pusimos manos a la obra, el me arranco el bikini, sin darme tiempo a reaccionar me agarró del pelo y me la metió en la boca, metiéndome unos pollazos hasta el fondo de mi garganta.
Entonces yo pasé a la acción, me puse encima de el y le cabalgué sin piedad, estrujándolo la polla con mi coño, no me duró, mucho el muy calentorro en seguida se corrió en mi cara.